martes, 19 de noviembre de 2013




  
PASOS CON SANGRE PARA LA HISTORIA   Nº 1







 15 DE NOVIEMBRE DE 1922


Los días han pasado,
el azote de la vida al trabajador
es más fuerte que ayer,
Los lamentos se han cansado de servir de consuelo.
¿Acaso la realidad se alivia con parches de agua tibia?.
Un día donde el proletariado pedía
que aquel sueño de dignidad,
se viera plasmado para ellos
Pero para los dueños a quienes sirven,
nada les importa que ellos se manifiesten.
Creen que con unas pocas monedas
será suficiente para calmar
los llantos que se oyen a lo lejos;
llantos que no piden ser alimentados
con vocablos lujosos
que no disimulan mentiras.
Cansados de hablar bajo y por individual,
la luz azota sus rostros
y comprenden que juntos su voz es fuerte.
La lucha de los obreros, ahora es colectiva,
sus bases están organizadas,
los objetivos son claros.

… y de repente….

Sus llantos se trasforman en gritos pasivos;
pasan las horas,
y el pueblo trabajador Guayaquileño,
ha entendido que la lucha de unos,
será la victoria de todos;

aunque el cambio que se anhela,
sea, a coste de sus propias vidas.

Los poderosos tiemblan
y huyen como ratas,
al ver que aquel dócil felino despertó
y ha descubierto que es un león.
Caminan sembrado huellas
al  porvenir de un futuro,
Anhelado condiciones de vida aceptable.
¿Acaso es una locura pedir con causa?
Pedir lo que por lógica común,
a aquel que da su fuerza de vida
con cada gota de sudor,
Se le otorgue no menos que lo justo,
como ser considerado tal vez una persona
que como todos los de aquella especie,
sus necesidades no esperan.
Han aprendido a hacer pactos con el hambre,
treguas con las enfermedades,
A firmar convenios por un día más de existencia.
El viento susurra que algo llega,
la cobardía, aparece vestida con un traje oscuro
que hace juego con aquellas canas
que se pintan en su cabello,
a quien el pueblo engalano 
con la esperanza de días mejores,
adornando con estandarte,
a quien prometió y poco cumplió.
Ordena a quien es mascota
con uniforme de camuflaje y arma
que defienda intereses
y ejecute acciones,impuestas por aquel burgués,
dueño del poder.
Arremeten despiadadamente,
al proletario sin defensa tal.
El caos se apodera,
y los cuerpos empiezan a caer, ya sin vida.
Agujerados para evitar que floten
son arrojados uno tras otro,
a las mansas aguas de aquel  río, que llora,
al encontrarse inerte, sin potestad alguna;
busca maneras de levantarse y defender
a quienes luchaban.
El río Guayas acogió sin opción alguna
en su última morada,
a quienes ahí protestaban
……
Los diestros se afanan en cambiar las líneas
de lo que en aquel entonces pasó,
pero la historia no lo permite
porque para ello,tendrían que arrancarnos la piel.
El legado de lucha proletaria
quedo implantado, en nuestro código genético,
haciendo honor,a aquellos obreros,
que se unieron en una sola voz,
para obtener un sueño llamado ¡dignidad!
Sus muertes no fueron en vano,
pues aquí están sus hijos;
el pueblo que sigue pero no olvida
que día a día sale, sin dejar de lado,
la herramienta con la que obtendrá
el alimento para los suyos;
la hoz y el martillo,
¡Arriba! porque es el pueblo que recuerda al pueblo.

Escrito por:
Verónica Vega 





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